Estados Unidos dice adiós al centavo: finaliza la producción del 1 ¢ tras más de 230 años
En un hito histórico, la United States Mint (Casa de la Moneda de EE. UU.) emitió el pasado 12 de noviembre de 2025 las últimas piezas de la moneda de un centavo (“penny”), marcando el fin de su producción tras más de dos siglos en circulación. La decisión responde a que el costo de fabricación de cada centavo ascendía a aproximadamente 3.69 centavos, lo que generaba una carga financiera innecesaria, estimándose un ahorro anual de US$56 millones gracias a la medida.
El acto tuvo lugar en la sede de la Casa de la Moneda en Filadelfia, donde el Tesorero de los EE. UU., Brandon Beach, participó de la ceremonia que simboliza el cierre de una era monetaria. “Hoy despedimos al centavo”, declaró, enfatizando que la moneda cumplió una función histórica, pero ya resulta obsoleta en la economía moderna.
Aunque no se acuñarán más unidades para circulación, los centavos existentes —miles de millones— seguirán siendo moneda de curso legal. Esto significa que podrán usarse para pagos, pero se prevé que progresivamente dejarán de emitirse y circular activamente.
Se espera que los comercios que acepten efectivo comiencen a redondear los precios al múltiplo de cinco centavos (nickel), al menos mientras los centavos aún en circulación se agotan. Aunque el valor nominal del centavo era muy bajo, su eliminación facilita la simplificación de transacciones en un contexto ya marcado por pagos digitales masivos. Algunos coleccionistas ya anticipan un aumento en el valor numismático de las últimas piezas acuñadas, convirtiéndose potencialmente en objetos de colección.
La moneda de un centavo fue introducida en 1793 bajo la Coinage Act of 1792, y desde entonces ha sido parte de la vida diaria de generaciones de estadounidenses. Su discontinuación en 2025 es la primera de esta magnitud desde que se dejó de acuñar el medio centavo en 1857.
La eliminación del centavo marca un cambio simbólico y práctico en la política monetaria de Estados Unidos, reflejando cómo la adaptación tecnológica y los costos económicos influyen en decisiones que alguna vez parecían permanentes.

