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Violencia hacia la mujer demanda acción del sector empresarial

Diversas organizaciones sociales y especialistas en responsabilidad corporativa advirtieron este martes que la violencia contra la mujer continúa siendo una de las principales amenazas para el desarrollo social y económico del país, por lo que llamaron al sector empresarial a asumir un rol más activo en la prevención, apoyo y protección de las víctimas.

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De acuerdo con expertos consultados, las empresas dominicanas —especialmente las de gran tamaño— cuentan con la capacidad y la influencia necesaria para implementar políticas internas que contribuyan a romper los ciclos de abuso, identificar señales de alerta y acompañar a las trabajadoras que puedan estar viviendo situaciones de violencia intrafamiliar o laboral.

Representantes del sector señalaron que, pese a los esfuerzos de algunas instituciones, todavía existe una brecha significativa entre la gravedad del problema y la respuesta empresarial. Indicaron que muchas mujeres víctimas de violencia pierden su productividad, enfrentan ausencias laborales forzadas, sufren estrés crónico o incluso renuncian a sus empleos, lo que no solo afecta sus ingresos sino también la rentabilidad y estabilidad del entorno laboral.

“La violencia no se queda en el hogar. Llega a la empresa, afecta el desempeño, la salud mental, el clima laboral y la seguridad. El sector privado no puede seguir viendo este tema como un asunto ajeno”, señaló una especialista en género y políticas públicas. Subrayó que programas de capacitación, protocolos de denuncia, flexibilización de horarios y acompañamiento emocional son herramientas que las empresas pueden adoptar de forma inmediata.

Asimismo, organizaciones feministas insistieron en que el sector empresarial debe integrarse a las campañas nacionales de prevención, invertir en programas de formación para su personal y trabajar de manera coordinada con el Estado y la sociedad civil. Aseguraron que la violencia contra la mujer no es solo un problema social, sino también económico, pues cada año se pierden millones en productividad debido a esta problemática.

Por otro lado, líderes empresariales reconocieron que el tema exige una respuesta urgente y afirmaron que están dispuestos a iniciar mesas de trabajo para evaluar estrategias que permitan a las compañías convertirse en espacios más seguros, equitativos y sensibles a la realidad de miles de trabajadoras.

Mientras tanto, colectivos de mujeres insisten en que la acción conjunta Estado–empresas–sociedad es la única vía para avanzar hacia una cultura de tolerancia cero, donde la prevención, la educación y la protección sean prioridad y no una respuesta tardía ante la violencia ya cometida.

Diversas organizaciones sociales y especialistas en responsabilidad corporativa advirtieron este martes que la violencia contra la mujer continúa siendo una de las principales amenazas para el desarrollo social y económico del país, por lo que llamaron al sector empresarial a asumir un rol más activo en la prevención, apoyo y protección de las víctimas.

De acuerdo con expertos consultados, las empresas dominicanas —especialmente las de gran tamaño— cuentan con la capacidad y la influencia necesaria para implementar políticas internas que contribuyan a romper los ciclos de abuso, identificar señales de alerta y acompañar a las trabajadoras que puedan estar viviendo situaciones de violencia intrafamiliar o laboral.

Representantes del sector señalaron que, pese a los esfuerzos de algunas instituciones, todavía existe una brecha significativa entre la gravedad del problema y la respuesta empresarial. Indicaron que muchas mujeres víctimas de violencia pierden su productividad, enfrentan ausencias laborales forzadas, sufren estrés crónico o incluso renuncian a sus empleos, lo que no solo afecta sus ingresos sino también la rentabilidad y estabilidad del entorno laboral.

“La violencia no se queda en el hogar. Llega a la empresa, afecta el desempeño, la salud mental, el clima laboral y la seguridad. El sector privado no puede seguir viendo este tema como un asunto ajeno”, señaló una especialista en género y políticas públicas. Subrayó que programas de capacitación, protocolos de denuncia, flexibilización de horarios y acompañamiento emocional son herramientas que las empresas pueden adoptar de forma inmediata.

Asimismo, organizaciones feministas insistieron en que el sector empresarial debe integrarse a las campañas nacionales de prevención, invertir en programas de formación para su personal y trabajar de manera coordinada con el Estado y la sociedad civil. Aseguraron que la violencia contra la mujer no es solo un problema social, sino también económico, pues cada año se pierden millones en productividad debido a esta problemática.

Por otro lado, líderes empresariales reconocieron que el tema exige una respuesta urgente y afirmaron que están dispuestos a iniciar mesas de trabajo para evaluar estrategias que permitan a las compañías convertirse en espacios más seguros, equitativos y sensibles a la realidad de miles de trabajadoras.

Mientras tanto, colectivos de mujeres insisten en que la acción conjunta Estado–empresas–sociedad es la única vía para avanzar hacia una cultura de tolerancia cero, donde la prevención, la educación y la protección sean prioridad y no una respuesta tardía ante la violencia ya cometida.